lunes, 19 de julio de 2010

TEMAS DE ANALISIS

El Cazador de bombas más famoso del mundo.

(Por: Santiago Villarreal Cuellar.)



Se llama Caruzo, el cazador de bombas más famoso del mundo y lo tiene la Policía Nacional adscrita al distrito de Pitalito Huila Colombia. Yo quise conocer a este maravilloso perro, pero el oficial encargado de cuidarlo no me permitió ingresar hasta la perrera donde lo tienen. Sin embargo, el oficial fue muy cortés y me mostró una fotografía ampliada del canino: se trata de un perro negro como el azabache, de regular tamaño, ojos negros en cuya mirada le noté cierta tristeza. Luce un collar metálico, sobre el que le cuelga un azabache en forma de una manita cerrada. Cuando le pregunté al oficial sobre el significado de tan conocido amuleto, me explicó que Caruzo lo llevaba puesto para evitar que la guerrilla lo matara de mal de ojo, pues en esas selvas hay muchos brujos a los que les pueden pagar dinero para que le tiren un maleficio.

En septiembre del año pasado, Caruzo tubo su primera prueba de fuego: un sábado por la mañana (apenas estaba amaneciendo) una buena señora madrugó a vender minutos en el Parque José Hilario López de esta ciudad y observó cerca de un frondoso árbol, un pequeño maletín de hule colocado cuidadosamente sobre el prado. Gracias a Dios, se trataba de esas señoras que conservan esas cualidades que gozan la mayoría de los latinos: la malicia indígena, la credulidad, además de esa mescla de utopía revuelta con ingenuidad, razón por la cual estos pueblos son tan fértiles para la siembra de las sectas y la prosperidad de las pirámides. En cuestión de segundos dedujo que ese maletín contenía una poderosa bomba, colocada por terroristas de la guerrilla. Otro segundo tardó en llamar a la Policía y esta tardo quince segundos en llegar hasta el Parque (en Pitalito la Policía es muy rápida en actuar) y en cuestión de segundos se acordonó el lugar y diez cuadras a la redonda. El comercio fue cerrado en la misma área perimetral y luego soltaron a Caruzo, quien tan pronto su hocico palpó con su húmeda nariz el maletín, ladró anunciando que efectivamente se trataba de una bomba, o por lo menos que se trataba de explosivos.

La segunda prueba de fuego fue el viernes 18 de junio pasado, en plena ante-víspera de las elecciones presidenciales: esta vez se trató en un lavadero de carros que colinda con el bunker de la Fiscalía de esta ciudad, donde un camión de color rojo se encontraba estacionado cerca de la pared del bunker y fue abandonado. Uno de esos buenos colombianos, dotado de las mismas cualidades de la señora del maletín bomba, intuyó que se trataba de un camión bomba, dio aviso al vigilante del bunker, este le transmitió la noticia a los ocupados agentes del C.T.I. y estos ordenaron la evacuación del lugar que en cuestión de segundos ni zancudos se escuchaban. El área fue cerrada varios cientos de metros a la redonda y esta ves Caruzo, desde que cruzó el portón del lavadero ladró, anunciando la mala nueva que se trataba de una poderosa carga explosiva dejada por la columna Teófilo Forero de las farc, quienes ya habían anunciado que sabotearían las elecciones.

Los resultados fueron los siguientes: en el Parque principal, ese sábado se esperó hasta la una y media de la tarde, hora en que llegaron las unidades anti-explosivos de las capital, quienes cuidadosamente tomaron el maletín bomba, lo abrieron y ¡oh sorpresa! En su interior se encontró una toalla blanca, una muda de ropa vieja, un pequeño espejo, una estampa de la Virgen del Carmen con su vidrio quebrado, una caja de fósforos y pedazos de periódico. El maletín terminó siendo un chasco.

En cuanto al camión bomba, este se trató de un señor que lo dejó desde el día anterior para que se lo lavaran, a los empleados se les olvidó y no dieron aviso a los relevantes, el dueño se emborrachó y solo al medio día del viernes llegó a reclamar su vehículo, cuando aun los agentes especializados no habían llegado a desactivar la supuesta carga explosiva y demostró que su viejo camión no significaba ningún peligro. Otra pifia.

Con todo respeto, creo que a Caruzo le está fallando el sentido del olfato, cosa que en los caninos es raro y a las autoridades de Policía les está faltando más malicia indígena y una buena dosis de sentido común, mesclado con un poco de lógica, que en estas no es tan raro.

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