viernes, 11 de abril de 2014

Por Jairo OLiveros Ramíre: de La Vorágine de Jose Eustasio Rivera

 
 En los noventas años de su publicación.
"La curiara, comomun ataúd flotante, siguió agua abajo, a la hora en que la tarde alarga sus sombras. Desde el dorso de la corriente columbrábanse las márgenes paralelas, de sombría vegetación y de plagas hostiles. Aquel río, sin ondulaciones, sin espumas, era mudo, tétricamente mudo como el presagio, y daba la impresión de un camino oscuro que se moviera hacia el vórtice de la nada."  Tomado de "La Vorágine", 2a Ed, Ancora Editores, Bogotá, 1997

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