domingo, 18 de diciembre de 2011


Por Jairo Oliveros Ramírez

PALABRAS DE PALABRAS



Muchos creen que cuando uno comparte con fervor las lecturas de literatura es para presumir. Compartir lecturas, son al mismo tiempo compartir opiniones, emociones; ese entusiasmo por aquello que descubrimos en la novela, en un cuento, en unos poemas, en un texto de filosofía, o de antropología, o en un texto científico. Y, a quién no le ha gustado conversar, expresar sus impresiones de un libro, de una novela leída. Pienso que los escritores escriben porque sienten ese gusto por la palabra bien escrita, la historia bien construida, bueno y muchas cosas… Y, como lector, comento mis lecturas porque en ellas descubro ese sabor por la historia, y porque ese lenguaje hace que la historia fluya por sí misma.

La literatura construida con sabiduría son historias repletas de fervor, historias que contienen un tono que despierta el espíritu, que despierta la vida. Tono que el lector, el buen lector, aquel que remueve las capas del lenguaje para llevar y hallar el sentido del sin sentido, de lo subjetivo y lo objetivo; aquel que disfruta y comparte sus impresiones e imprecaciones. De modo, que como lo sugirió Jorge Luis Borges el lector debe descubrir el tono del escritor.

Descubrir un buen texto literario, es descubrirse como persona, como lector, descubrir palabra a palabra la manera como se fusiona la ideología de un personaje con otro. Tal vez, si es que así sucede, se presenta en la novela “El último encuentro”, del escritor Húngaro Sándor Márai. Se disfruta la novela porque la historia fluye desde el encuentro de los dos ancianos, militares, que después de casi medio siglo se reúnen. Unos de ellos, trata de constatar si su esposa traicionó sus ideales con el amigo, el general Konrad, quien llega del Asia, y viene para empezar a recorrer aquellos años de la vida que compartieron en la escuela militar. Pero la novela es al mismo tiempo un recorrido por un imperio destruido, en ruinas. Entonces, se descubre la maravilla que encierra cada palabra, cada escenario. Se percibe esa sutileza y altanería en la decoración de la sala, de la misma mansión; la misma manera como van vestidos; la atención, más bien la recepción, la cena y el respeto por el otro en medio de las enormes diferencias entre los dos militares. Y, además, porque es una novela muy europea, aristocrática, como las novela “Europeos” y “Retrato de una dama” de Henry James. Si, por ese rastro que se respira en el ambiente, en el tono de cada personaje, en su carácter; así ellos muestren sus flaquezas económicas y solo los aguarde el sueño de su pasado. Los dos amigos se encuentran para buscar en su pasado la arrogancia de las familias que detentaban el poder y que hoy, en la novela, lo han perdido. La novela es el encuentro del pasado para recuperar y no perder la memoria.

De tal manera, queda agregar, que se habla con delicadeza y respeto cuando se siente ese tono, cuando se descubre el tono, el método del escritor quien logra atraparnos desde ese lenguaje que no pierde ese sentido de la oralidad y que penetra los matices en la sensibilidad que despierta al lector.




sábado, 10 de diciembre de 2011


Por Jairo Oliveros Ramírez
Semillas para cosechar


Cecilia Vargas Muñoz se presenta en México con otros artistas Iberoamericanos. Allí presenta su trabajo que se extiende por el pensamiento ancestral; en su trabajo recoge ideas ecológicas que se fusiona con el mundo moderno. Un trabajo digno de admirar y reconocer para mostrarlo en el ámbito iberoamericano como pretenden las instituciones que organizan este magnanimo evento. Aquí presentamos el documento de la entidad que reconoce y presenta el trabajo de los artesanos, y, por supueto, el aporte de Cecilia Vargas Muñoz. http://impreso.milenio.com/node/9077096



Exhiben arte popular de 22 países iberoamericanos


Se presentan más de mil 500 piezas en madera, metal, barro, piel, madera y papel.


Apreciar al arte popular “sin prefijos ni sufijos” es la intención de la muestra Grandes maestros del arte popular iberoamericano, que se exhibe en el Palacio de Cultura Banamex, ubicado en el Antiguo Palacio de Iturbide, en el Centro Histórico.Cada pieza elaborada por 450 artesanos de 22 países muestra al espectador las dificultades técnicas que cada creación implica.Para Cándida Fernández de Calderón, directora de Fomento Cultural Banamex, la exposición es una de las más grandes a nivel regional, y una de las tres primeras en el mundo. Reúne más de mil 500 piezas, que se exhibirán hasta el 30 de junio de 2012. El propósito de la colección —integrada por barcos, floreros, muñecas, esculturas, vasijas, así como por una diversidad de piezas elaboradas en madera, metal, barro, piel, madera y papel— es difundir, preservar y fortalecer al arte popular, y contribuir a que los artesanos tengan una mejor calidad de vida.Este vasto panorama del arte popular se presenta a partir de nueve ramas de las artesanías, determinadas por el material con el que son elaboradas.La muestra es presentada por el INBA, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Fundación Roberto Hernández Ramírez.Según la funcionaria, la exposición demuestra que “la expresión popular es arte. Al mismo tiempo es una confrontación amistosa entre todas las comunidades culturales de Iberoamérica, donde hay similitudes y diferencias”.Fernández de Calderón explicó que en 1996 empezó el programa Grandes Maestros de México, y dada la riqueza cultural y artística de este proyecto, se decidió extenderlo a Iberoamérica. “Desde 2007 empecé a visitar los talleres de los artesanos. Realicé un total 27 viajes a 19 países, incluidas algunas zonas de México”.La colección es la tercera en su tipo en el mundo. Uno de las aspiraciones de Fomento Cultural Banamex, explicó la funcionaria, “es abrir una brecha para estudiar en conjunto estas manifestaciones”. Para 2013, el objetivo será emprender un proyecto para apoyar a los artesanos en sus talleres, porque ”hemos llegado a al conclusión de que el arte popular está vivo”.Bárbara Hernández, presidenta del Consejo de la Fundación Roberto Hernández Ramírez, dijo que ser parte de este proyecto es un orgullo para México: “En esta exposición podremos conocer lo que verdaderamente es el arte. En México tenemos una gran diversidad artesanal, vigente hasta nuestros días”.Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, destacó que las “obras muestran lo que nos hermana con otras regiones a través de nuestra tradición cultural”.

México; Leticia Sánchez












lunes, 5 de diciembre de 2011

Por Jairo Oliveros Ramírez
Un astilla en la costilla

Es una nota para recordar a quién nos pide tener latente la memoria para continuar los rastros que otros nos han heredado como lo hizo Federico García Lorca
Miguel Hernández

EL HAMBRE

Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces quepagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.


El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.


Los años de abundancia, la saciedad, la hartura
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.


Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.


Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.


Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.


Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.


No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros.


En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.

jueves, 1 de diciembre de 2011


Por Jairo Oliveros Ramírez
LA PAJA EN OJO AJENO
El mundo fluye, canta, baila en medio de las catástrofes. Los días y semanas pasan, todo pasa y pasa. Pasa el saqueo, la ignominia, la guerra; el aprendizaje por el desprecio; a ridiculizar, a detestar a los demás y a nosotros mismos.
Muchos desprecian la música de los jóvenes. Consideran escandalosa y de mal gusto el rock. Les molesta los atuendos que visten y exhiben, son despectivos y se muestran agresivos hasta con el peinado. Y aparecen quienes sienten prurito, desprecio por otros géneros musicales, No soportan que otros escuchen otras propuestas musicales porque les parece lenta o escandalosa o de mucho ruido, o falta de ritmo, movimiento. Unos y otros se condenan por la comida que consumen, el gusto por el cine, por la presentación personal, por el uso del lenguaje.
Una generación rechaza a la otra o la acusa más de los defectos, la condenan por los cambios en todos los géneros y ámbitos. Parece que cada generación es mucho mejor y adelantada que la anterior. Aquí vivimos de la esperanza y la desolación; de la mentira y el engaño. Aquí a un lado están los justos, los honestos, los blancos, los rubios, quienes pueden gobernar, pensar, los intelectuales, los de estrato superior, los excelentes; y, al otro lado los deshonestos, los mentirosos, los menesterosos, los tramposos, los perezosos, a quienes les duele pensar. Aquí solo existen unos cuantos pensadores que tienen la verdad, unos cuantos historiadores; aquí la burguesía se cree grande pero cuando van al exterior tienen que doblar su arrogancia y su capital se limita a unas cuantas monedas: Tal vez por ello sueñan con ser aristócratas porque quieren parecerse a los de allá. De la misma manera hay quienes anhelan parecerse a esa burguesía menesterosa que aquí se promocionan con sus juguetes para mostrar su arrogancia superflua que no logran calar, rozar, parecerse y penetrar a los salones de la aristocracia europea.
Uno va por ahí, y, se encuentra con la mentira pintada en el rostro, en la sonrisa. Uno observa el semblante de la miseria pintada en el lenguaje, pero es una miseria intelectual. Uno se repite, uno se arrastra por el ilustre pensamiento porque nos enseñaron a repetirnos; repetir a los pensadores europeos porque aquí los pensadores se limitan a los mismos y a despreciar a los que piensan desde el dolor, la angustia, la miseria; desde el reconocimiento de nuestra propia. Y vamos por ahí, estirados por lo poco o escaso que sabemos; criticando a los demás. No reconocemos el pensamiento del otro. Aquí olvidamos reconocer a pintores que aparecen en los medios de comunicación porque no son de la misma casta, la misma saga social, política, económica.
Muchos pensadores pensados y nosotros caminamos bajo la sombra del olvido porque parece que aún no hemos aprendido a reconocer las cualidades y defectos de los demás y porque creemos que sólo nosotros existimos.
Una presentación para traspirar los recuerdos
Por Jairo Oliveros Ramírez
Hay un comentario de un poema de Gustavo Tatis Guerra que realiza el maestro Isaías Peña Gutiérrez en www.escribircomounloco.com Hoy compartimos con nuestros lectores para que disfruten la belleza de la palabra poética.
Un Poema de Gustavo Tatis Guerra
Estuvo en la Casa Silva de Bogotá, el pasado martes 29 de noviembre, el poeta Gustavo Tatis Guerra (hoy, también, pintor). Venía de Cartagena a leer sus poemas. Lo presentó José Luis Díaz Granados. Y me llamó mucho la atención este poema que, como en muchos de los suyos, encierra mitos, leyendas o bellas historias, que se encuentra publicado en el libro editado por la Universidad Externado de Colombia, en la colección que dirige Miguel Méndez Camacho. Al finalizar la reunión, Gustavo habló de Cartagena, donde trabaja con el diario El Universal, y en donde le sigue los pasos al Tuerto López y a los grandes, como el mismo Gustavo, poetas de la costa caribe de Colombia.

HISTORIA DE UNAS ALAS
Cada uno de nosotros tiene la sombra de las alas que perdió.
Está claro y comprobado que todo hombre al principio, era un pájaro.
No hay testimonios del día en que perdió para siempre sus alas.
Algunos creen que fue un castigo
Por creerse más pájaro que todos los pájaros.
Una desgracia para que vagara
y arrastrara por la tierra como un lagarto.
Cuando el hombre ve a un pájaro
En pleno vuelo le aletea el recuerdo
De cuando era pájaro y compra jaulas
Para aprisionar el recuerdo
Del día en que perdió el cielo.