Agradezco
a Leonel la deferencia por invitarme a este evento para presentar su otro libro
“Viajes más allá de la memoria: Cuentos y relatos”. Un libro siempre guarda,
contiene el enigma, el misterio, esos misterios que siempre me han cautivado
como en ese misterioso libro y copioso de fantasía de Sthephen King: “La torre
oscura”
Un
día cualquiera uno se pierde en el camino; llega el momento que se desvanecen
los aromas; los sueños se quedan en los recuerdos; las palabras se quedan en la
memoria cuando sus sonidos conservan el ímpetu de una nostalgia, de una sonrisa y guardan los rastros de la
historia. De esta manera uno inicia el recorrido por “Viajes más allá de la
memoria. Cuentos y relatos”.
Las
palabras tienen recuerdos que la memoria guarda y que al primer estímulo las imágenes
aparecen, van apareciendo con aromas, con sabores desde el fondo del alma, de
ese pasado remoto y siempre presente. De esa manera, percibo estos relatos de
Leonel Ramírez Cerquera. Los recuerdos
se organizan desde las emociones y éstas brincan al papel y el papel con la
escritura se va llenando de recuerdos, de imágenes, de historias y
sentimientos; de olvidos y angustias; de nostalgias y tristezas
La
escritura ordena el pensamiento nos recuerda Walter Ong en “Oralidad y
escritura” y Leonel ordena el pensamiento, el mundo desde sus viajes, con sus
impresiones que se registran en la escritura. En cada relato aparece una
concepción de mundo, de individuo: masculino, femenino y desde ellos nos
presenta una ideología que alcanza un ambiente tenso, un ambiente y personajes
ambiguos que se mueven con propiedad. Aquí, la palabra oral, las historias quedan
petrificadas en la escritura, y, lo hace para recuperar el pasado, la intrahistoria.
Ya
Carlos Fuente nos recordaba que Max Jacob dijo que “En materia de estética
nadie es nunca profundamente nuevo. Las leyes de lo bello son eternas y los más
violentos innovadores se les someten sin darse cuenta –se les someten a su
manera y ahí está el interés”.
En
este trabajo se aprecia indagación, consulta, seguimiento. Son textos que
recuerdan a Mario Mendoza con “Satanás”; a Santiago Gamboa en “Perder es cuestión
de método”. En ellos confluyen ese pasado de zozobras, temores y sobresaltos.
Hay ansiedad, anhelos que se esfuman, y, la prosa se va extendiendo, o se encoge
en agonías y pesadumbres. Son los resultados de consultas, trabajos, indagaciones;
de escuchar, u observar escenarios como lo recomendaba Ernest Hemingway.
Y,
en esa indagación nos lleva al sendero de Miguel Ángel Asturias en “Hombres de
maíz”; en los mismos matices de hechos impredecibles y tal vez negaciones de
llegar a ser como perdidos de la ausencia del otro como Hamlet o el Rey Lear de
Shakespeare.
Y, es que a veces uno se topa con Ann Cameron
en “El lugar más bonito del mundo”, donde se desborda el dolor, el abandono, el
olvido tanto del ser humano como de la historia con un lenguaje sencillo que
ronda ese sesgo coloquial que se percibe y nos recuerda “Viajes más allá de la
memoria” porque se percibe circunstancias que conmueven como este pasaje “…Antes
de ejecutarme quedaron mis oídos sordos y mis ojos vendados. …me negaron el
cuerpo del cerebro…Solo cuento con mi voz del alma” y más adelante “…soy el
único viviente que habla”. (pág. 21). Leonel
Ramírez nos recupera el pasado. Luego cómo callar los hechos que la
literatura, el arte recupera como se evidencia en la pintura de Osvaldo
Guayasamin; en Phanor Satizabal. Todo está latente, está ahí. La historia del
padre es la historia del olvido en “Un sueño de vida” como la tragedia griega,
Antígona de Sófocles o como otras tragedias que permite recordar “El burlador
de Sevilla”. Aquí, en “Viajes más allá de la memoria” está la sensualidad desde
el ambiente popular en un lenguaje directo y en la misma voz de sus
protagonistas. También nos permite recordar a Jean Marie Gustave Le Clézio con
“La cuarentena”
Por eso hay voces, la multivocidad, varias
historia se tejen en varias voces para relatar la tragedia que han padecido,
que han asumido para continuar frente a la vida con sus mismas dificultades y
conflictos. Historias polisémicas, plurisignificaticas, equidistantes. Allí se
encuentran presente acontecimientos que son de diario acontecer, historias
cercanas y lejanas a nuestra vivencias, a nuestras angustias y tristezas. El
amor, la fortuna, la derrota, la ilusión
se entretejen con las mismas
voces de sus protagonista y este es un gran logro del autor porque se percibe
en una sola voz al narrador y al personaje, el personaje que relata su tragedia
quitando ese derecho al narrador, pero que en otros relatos se vislumbra una
lucha por el protagonismo entre narrador y el personaje. Esto es bastante sutil
en los relatos.
Ahí está el relato que nos recuerda la
tragedia de Armero, otro relacionado con el ambiente escolar y la sospecha de
la incógnita. Los años cargados de sabiduría, de nostalgia y recuerdos. La
ambigüedad del género y esa fortaleza masculina. La ternura e insistencia por
una mascota. La dicotomía entre Rosario y Esteban; el encuentro entre Sebastián
y Virginia. Y los otros caminos que recorre Leonel para descubrir aromas,
colores y sabores como aquellos encuentros por el sur de América Hispánica. Ese
Chile distante y cercano en aquellas ideas que nos acercan; aquel Perú
ancestral de ideas y luchas por nuestro mundo, aquella Argentina de San Juan
que pone de relevancia al Domingo Faustino Sarmiento. En aquellos países se fue
de viaje por colegios para compartir con niños y niñas la magia de la palabra,
el ritmo edénico de las voces como improntas en la escritura.
En
todos esos mundos y en esos viajes se presentan en textos, en lecturas rápidas,
sin sobresaltos o mejor de sobresaltos de emoción, de reencuentros, de agonías
y tristezas y alegrías para recuperar la memoria, parte de nuestra vida y usted
como lector está invitado a participar, a conocer como se tejen las palabras,
cómo se construyen estos ambientes, los personaje y acontecimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario