Por Jairo Oliveros Ramírez
RECOMENDACIONES PARA CONSUMIR
UNA ASPIRINA
Estas
notas florecen del Libro de poesía de Joaquín Peña Gutiérrez: “Aspirina al Corazón” de Contracartel
Editores, editado en el año 1986 en la ciudad de Medellín. La portada es una
portada normal, parece que se elabora sin ninguna pretensión comercial o
publicitaria pero es una portada
agradable, normal.
Todos
los poemas me despierta los recuerdos, los sentimientos; aquellas pasiones que
durante siglos han permanecido escondidas, quizás guardadas, esperando un
aleteo de algún colibrí para que nos despierte a la vida, en la vida que al
parecer vivimos.
Entonces
uno emerge como ese lector adormecido cuando se encuentra con estos versos que
siempre están esperando quien pueda leerlos y sostener la lectura poemas tras
poema, como si se estuviera leyendo a Pablo Neruda, a Fernando Pessoa, y descubrir
que
me
lleva suficiente a la sombra limpia del corral
a
descubrir los granos en la tierra
a
ser yo mismo mi nido entre hojas
a
contar mi propio tralalá.” p77
Y,
eso para empezar, porque es el inicio, el principio de sentir aromas,
descubrirse niño, adolescente; hallar sueños más allá del horizonte y de qué
manera explicar con la palabra aquellos sentimientos que brotan con ansiedad
leyendo los poemas de hechos olvidados y que existen en la palabra para seguir
escrudiñando el pasado, las heridas.
En
“Pacandé” recupera el paisaje, el viaje y evoca la familia. En el cerro de
Pacandé “un cucurucho de tierra”, modismo que se vuelve universal para
despertar y recuperar el pasado para no olvidar como eran las cosas, la vida.
Es un viaje por una parte de nuestra interioridad: la vida, el paisaje, nuestro
mundo.
Es
la vida que pasa en un suspiro del día, de un viaje; son imágenes del paisaje
de la distancia y la soledad. Poemas con ritmos de vida, versos que se
extienden y se acortan para medir el furor de las emociones, así como
“en
esta bonita soledad
porque
sé que en un momento
corriendo
del agua que ya viene
golpearán
afanadas a la puerta
y
todos
ellos
agitados por el fuego
yo
agitado por las palabras anteriores
tomaremos
un refresco” p43-44
que
se expresan en “Despedida” como un adiós para regresar.
A
veces me da la sensación que es el despropósito para continuar el viajey sentir
que los recuerdos nos alcanzan como sucede en “Mis oraciones” otro poema para
la nostalgia y las evocaciones; de tal
manera que
“Este
hombre que soy
sin
madre por la tierra
cruzándola
hasta fin” p31
Mide
el lejano encuentro con el futuro con versos para recordar a esos ancestros que
nos acompañan desde siempre.
Me
gustan aquellas cosas, aquellas ideas que otros escriben; me gusta esas ideas
de Joaquín Peña Gutiérrez que se cuelan en sus versos, me gusta el lenguaje, el
estilo; encuentro aquellas cosas que
quiero y disfruto leer y la manera como lo escribe y que no he podido escribir.
También
encuentro señas en sus versos, en aquellas palabras que transpiran un lugar que
se va perdiendo con el tiempo, y el tiempo parece un hilo como si fuera solo
instantes, solo momentos. Hay que encontrarlo. No. Mejor uno se topa con él a
medida que se lleva la lectura, se lleva el tono que sostiene cada verso. Y uno
descubre ese instante como colgado en un sonido lejano pero permanente como
sucede en “Un minuto”
“Este
atardecer parece
que
estuviera amaneciendo” p73
Más
adelante encontramos una silueta del tiempo como una antorcha en el tiempo de
nuestro mundo
“El
sol de los venados
No
dura más de un minuto
Y
lo cierto es esta noche en que me
pierdo” p73
Y
también el espacio para recuperar como mi identidad o mis recuerdos que se
aprecían a continuación en el mismo poema
“Una
alborada de fuego
cubre
en uniforme llamarada
los
edificios parejos de mi barrio” p73
Encuentro
improntas dispersa por las páginas de este libro que merece leerse de manera
pausada como si fuera una “Ausencia”, como un yo que transpira altibajos entre
el pasado y el presente porque vuelve otra vez el tiempo, ese tiempo marcado
por los sinsabores de la historia que aún nos rasga, pues
“Venía
sólo corazón con mi corazón solo
buscando
para su vida agua y fuego.” p67
Y
en estos versos se percibe esa distancia entre el antes y el ahora, es como si
“El
alero de tus alas
con
una y otra plumas rotas
se
extendió sobre mi agua
y
el vuelo de una lágrima
se
detuvo y respiró
huyendo
al aletazo de la muerte.” p67
Entonces,
se fusionan ayer y hoy, el antes y después, ausencia que parece ser y tener la
sensación de la muerte, del adiós. Una despedida para volver desde el presente
al pasado como un eterno retorno para no confundirnos en los rastros de la
historia, de nuestra historia que va desde aquí que es el presente hasta el
pasado remoto y constante que está lejano.
Y, por supuesto que van apareciendo entre
verso y verso signos que indican nostalgias y otros vestigios, como rezagos de
historia de la tierra que no olvidamos para no perder la esperanza.
Aún
seguimos buscando el antes y el después como descubriendo misterios para
cicatrizar las heridas, la historia.
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