Fotografía de Laura Manuela Oliveros Medina. Cerámica de Edith Vargas Muñoz
Siento rabia, tristeza por los acontecimientos en Latinoamérica, rabia por esa burguesía despiadada y asesina,
que como dueña y propietaria de los
medio de comunicación viene pregonando que ellos son la salvación de la
democracia, de los países, del mundo.
Donde
hay y aparece un grupo que reconoce los derechos de los pueblos, de la gente
abandonada por esa burguesía y que llega al poder a través del sufragio se
siente amenazados y con el tiempo comienza a socavar a los gobiernos que se
denominan revolucionarios. Pero no es por ser revolucionarios, es porque
comienzan a forjar un nuevo país, un país democrático.
De tal manera que ya van varios presidentes,
gobiernos aplastados por esa burguesía despiadada en el siglo XXI en
Latinoamérica
Primero
fue Manuel Zelaya en Honduras, en 2009, luego Fernando Lugo en el 2012 en el
Paraguay. Y han venido socavando el gobierno de Venezuela, Ecuador, Bolivia,
Argentina cuando estaba Fernández de Kitzner. Ahora le tocó a Brazil. Una
burguesía que se ha ensañado contra el pueblo porque no les dejan hacer eso que
siempre han hecho vulnerar los derechos de los ciudadanos, destrozar el medio
ambiente, ávida de oro. Y para lograrlo empiezan desprestigiando al gobierno, a
sus gobernantes porque no acceden a sus caprichos por medio de sus empresas
En
Bogotá siempre estuvieron desprestigiando a Gustavo Petro durante su gobierno
tal vez porque les tocó los negocios como la asura, el transporte que es
monopolio de la burguesía recalcitrante.
Antes
cuando existía Telecom, era el monopolio de la comunicación y había que
exterminar el monopolio, pero exterminarlo para ellos apropiarse del negocio y
montar otras empresas como en efecto sucedió. Ahora existe el monopolio del
transporte en varias ciudades, pero eso no es monopolio porque pertenecen a la
oligarquía o a las multinacionales.
Pero
esto a quién puede interesarle, la mayoría consume futbol europeo entre otras
cosas de esas que nos venden, que nos ponen para distraernos, entretenernos y
no pensemos cosas malas como ejercer el derecho a ser elegido. Luego,
trabajamos duro para conseguir carro, pero nunca un libro. Nos educan para
consumir las marcas ellos produce en sus empresas, las multinacionales
En
Latinoamérica es un delito exigir nuestros derechos porque se apaga la vida.
Quien reclama es reprimido, asesinado, despojado de sus derechos.
En
la educación, pregonan su preocupación por los niños. Ahora, si tanto les
preocupa los niños en Colombia, ¿por qué se están muriendo en la Guajira? A esa
oligarquía les interesan los negocios y cuando el ser humano sea negocio
pregonaran que están en defensa de ellos.
Hoy
la vida es negocio, comercio. ¿Cuánto cuesta un ser humano? Su precio se
relaciona a su estrato social.
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