sábado, 20 de diciembre de 2008

POemas...



Como si algo importara (poema)


No hay razones para levantarse

Cuando nada importa.

Ni siquiera cerrar la puerta;

Ni siquiera ahuyentar la soledad

Que anida en estas páginas.

Las horas entran en silencio,

Y luego huyen de hastío

Arrojándose por la ventana.

Un desastre camina por mi cuarto;

Vomitando escritos magullados

Y arrojando canciones horribles.

Que despellejan el aire.

Pero ya sabes; nada importa,

Y con el tiempo te acostumbras

A tantas cuestiones carentes de tacto.

Luego, incluso olvidas

esos fantasmas marchitos

Que arruinan los parpados

De las flores boreales.

Ni siquiera importa que mi vida se aleje

Y que desde la distancia me grite

Obscenas trivialidades.

Si al menos algo de veneno

Naciera de mis glándulas salivales…


Las ausencias serian llevaderas

Si algo diferente al silencio

Emergiera de mis labios.

Sonreiría cultivando fracasos.

Hablaría con el mundo imaginario

De mis incorruptibles alucinaciones.

Me mataría como lo hacen otros,

Con los ojos rojos

Y la frente en alto.

Escribiría religiones,

Tragedias ridículas

Y degollaría a los gobiernos.

¡Pero todo ahora parece tan ridículo!



Si algo (o alguien) importara

Todo (tal vez) seria diferente.




Cafeína.



Piensa en un mundo sin cafeína.

Piensa en los hombres condenados a arropar sus ojos

Cada vez que a Morfeo le venga la gana.

Piensa en los sueños indefensos, y en las actrices felices que no

Serán violadas.

Piensa en los amaneceres perdidos, en los obreros somnolientos

Y en los abuelos moribundos.

Piensa en la medianoche y en el olor amargo de la madrugada

Perdida

Piensa en los guardias dormidos y en los ladrones hambrientos.

En los policías fugitivos y en las emisoras empolvadas.

Que duro golpe para la literatura si no existiera la cafeína

Los vagos perderíamos esa sensación de dicha

Producto del sueño y del café caliente.

Perderíamos el insomnio;

Una parte indispensable de nuestra demencia colectiva

Perderíamos las ganas de ver el amanecer en la ventana.

Desde lugares diferentes y almohadas extranjeras.

Perderíamos la soledad y los sueños de la tarde.

Perderíamos la confusión de despertar cuando la noche se avecina

Perderíamos hasta la palidez

Y estaríamos condenados a servir

A un dios que desconoce la madrugada.

Estaríamos condenados a ser serviles en un sistema de soles inclementes

Jornales estrafalarios y agradecimientos frívolos.

Y ni eso tendríamos por que qué seria

De un buen trabajador sin su taza de vapor vespertino.

Olvidaríamos la luna y una tajada indecente de estrellas

Sonámbulas que nos observan morbosamente

Lo único razonable, amigo (si es que existes)

Es que no habría mundo sin café caliente.




(Este poema NO ha sido patrocinado por la federación nacional de cafeteros)


Autor; Oscar Mauricio Corzo.

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