jueves, 23 de junio de 2011

Cierre del Quimbo debe ser para siempre


Por Santiago Villarreal Cuellar


La reciente resolución emitida por la Corporación Autónoma del Alto Magdalena CAM, por la cual suspenden las obras civiles en la zona donde se pretende construir el mega-proyecto hidroeléctrico del Quimbo en el municipio de gigante, debe ser un campanazo de alerta para poner fin a la construcción de una represa que a largo plazo será nefasta para el medio ambiente, no solo del Departamento del Huila sino de toda la zona Sur de Colombia.

En Europa y América del Norte, incluyendo México, sería una verdadera locura pensar siquiera en la construcción de una obra de las magnitudes de la represa del Quimbo. Ninguna comunidad humana de esos países permitiría que uno de sus ríos fuera represado para colocar dinamos generadores de energía eléctrica, ni para cualquier otro proyecto. En Centro-América, Costa Rica tiene una legislación prohibitiva para esta clase de empresas, pues es líder en Latino-América en la defensa del medio ambiente y del equilibrio ecológico.

Por esa razón, las multinacionales norteamericanas y europeas, buscan afanosamente a los países tercermundistas (África, Asia y Sur-América), donde los gobiernos sumisos y corruptos entregan la soberanía de sus ríos, bosques, humedales y tierras fértiles para que esas empresas hagan lo que quieran, incluso con el recurso más preciado que cualquier nación puede poseer, como lo es el recurso humano. Ni siquiera tienen en cuenta los habitantes asentados en los lugares que enajenan para que los extranjeros hagan lo que se les venga en gana. Los humanos no cuentan a la hora de entregar la soberanía de una nación y son mirados como simples cosas, peor que los animales. Además de entregar inmensas zonas de terreno para que exploten los ríos, el petróleo y muchos otros recursos naturales, flexibilizan la legislación laboral para que las multinacionales contraten mano de obra barata y fácil de manejar.

La construcción de la hidroeléctrica del Quimbo, en nada beneficia al Departamento del Huila, ni a Colombia, pues la producción de electricidad será vendida a precios exorbitantes para nosotros mismos, si es que la necesitamos. Los excedentes los venderán a otras naciones y las jugosas ganancias serán para engrosar los bolsillos de las empresas extranjeras dueñas de esos monopolios. Colombia paga la energía eléctrica más cara de América Latina y posee una cantidad de hidroeléctricas, en su mayoría en poder de multinacionales privadas y extranjeras.

A cambio de ese maléfico mega-proyecto, quedará una extensa área de terrenos fértiles dedicados a la agricultura y la ganadería, completamente inundados, amén de la fauna, la flora y de importantes vestigios arqueológicos que no se han alcanzado a descubrir, los cuales serán sepultados bajo millones de metros cúbicos de agua. El espejo de agua de la extensa laguna artificial, producirá a largo plazo cambios climáticos irreversibles que causarán daños en la cadena de la biodiversidad y aumentará el recalentamiento de esta región del Sur del país. A eso tenemos que añadir, que según los últimos estudios geológicos, las enormes masas de agua creadas artificialmente, ocasionan pesos descomunales sobre la corteza terrestre, la misma que presiona las placas tectónicas y con el transcurrir del tiempo pueden causar terremotos en otras regiones del planeta.        

 


SANTIAGO VILLARREAL CUELLAR
http://nuevaera66.blogspot.com/

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